Ideas de actividades para el inicio del año escolar con tus residentes

El otoño es una excelente época para fomentar actividades al aire libre, y la jardinería es una de las opciones más completas.

Los residentes pueden plantar flores, hortalizas o preparar el jardín para el cambio de estación. Además de ser una actividad relajante, la jardinería favorece el bienestar físico y emocional, ya que implica movilidad, contacto con la naturaleza y la satisfacción de ver crecer lo que han sembrado.

Puedes organizar un pequeño huerto o jardín para que todos participen juntos, promoviendo la colaboración y el trabajo en equipo.

Aprovecha el inicio del curso escolar para organizar paseos suaves y salidas al aire libre. El mes de septiembre aún tiene buen tiempo, lo que hace que sea ideal para disfrutar de la naturaleza. Puedes planificar caminatas por los alrededores de la residencia, en parques cercanos o incluso hacer un pequeño picnic en un jardín.

Los paseos también pueden incluir juegos sencillos como contar las hojas caídas, observar los árboles o identificar las primeras flores de la temporada. Además, es una forma estupenda de fomentar la interacción social entre los residentes.

El regreso a la rutina escolar puede ser un tema interesante para realizar actividades de estimulación cognitiva.

Puedes organizar juegos y talleres que permitan a los residentes recordar su época escolar, sus profesores o compañeros, e incluso sus actividades preferidas durante el curso.

Actividades como juegos de memoria, concursos de preguntas sobre la escuela o la realización de pequeños puzzles son ideales para mantener la mente activa. Además, puedes aprovechar la ocasión para hablar sobre las estaciones del año y recordar las tradiciones escolares que se celebraban en sus tiempos.

El inicio del curso escolar es el momento perfecto para fomentar el contacto intergeneracional. Puedes organizar actividades con escolares locales o grupos de jóvenes voluntarios para crear una experiencia educativa y divertida para los residentes.

Actividades como la decoración de mochilas, la realización de manualidades o incluso contar historias de "cuando íbamos al colegio" pueden ser una excelente manera de conectar a generaciones. Los beneficios de estas actividades son mutuos: los jóvenes aprenden sobre la historia y experiencias de los mayores, mientras que los residentes disfrutan de la compañía de los más jóvenes y reviven recuerdos de su juventud.